El
hombre propone y la naturaleza hace lo que le place. Este es el caso
del Géiser Fly, localizado en el desierto Black Rock en el estado de
Nevada (EEUU). Este paisaje surrealista no surgió exactamente de
forma natural, la intervención humana aportó su granito. Les
explico. En el 1916 los lugareños, con la intención de encontrar
agua para la agricultura y abastecer el ganado, realizaron
perforaciones de pozos. ¿Qué encontraron? Para su sorpresa, lo que
brotó del pozo fue una fuente de aguas termales con temperaturas de
unos 200º C. Por no serle útil en esos momentos, deciden taparlo.
Décadas más tarde, para los años 60, queriendo estudiar las
propiedades geotérmicas del lugar, abren nuevamente los pozos. En
este momento, la naturaleza se adueñó de la situación. Desde
entonces, surgieron varios salideros que no han dejado de surtir
agua.
Lo
curioso del géiser es la forma que ha adquirido a través de los años
y la gama de colores que presenta. La acumulación de sedimentos de
carbonáto cálcico ha contribuído en su formación, pero la
coloración con sus tonos verdes, rojizos y anaranjados son el resultado,
según los expertos, de las algas termófilas que los cubren. A su
alrededor se han formado charcos de aguas termales, para complementar
este hermoso paisaje. Lamentablemente, para los amantes de las
creaciones de la naturaleza, el lugar no tiene fácil acceso, es una propiedad privada, por lo que se requeriría un permiso de los dueños. Aquí les dejo algunas
fotos de esta maravillosa creación.
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