Poderosas patas de las mantis |
Las
patas delanteras de las mantis son grandes y poderosas, con las
cuales atrapan a sus presas. Estas patas están dotadas de unas
espinas que evitan que las presas se escapen cuando han sido
atrapadas. A pesar de ser un insecto de mediano tamaño, puede devorar
presas más grandes, incluso a los de su propia especie. Este detalle
demuestra su apetito voraz y su capacidad de cacería, figurando como
uno de los cazadores más hábiles del mundo de los insectos.
Camuflaje para cazar
Mantis camuflada como una flor |
Las
mantis utilizan el camuflaje como un mecanismo de defensa y como un
medio para obtener su alimento. El camuflaje lo utilizan muchos
animales para pasar desapercibidos en el entorno en que habitan. Esta
habilidad consiste en el disfraz, el engaño, la imitación. Su
habilidad de camuflarse le permite confundirse con hojas, flores,
ramas y hasta con hormigas, por lo que para distinguir una mantis en
su entorno se debe ser un buen observador. Algunas mantis pueden
imitar texturas, colores y formas.
Especie de mantis |
Cuando
la mantis está de cacería, se queda inmóvil, esperando que la presa
se acerque lo suficiente para ella hacer su movimiento ofensivo y
capturarla. Es muy rápida en sus movimientos y es tan voraz que
inmediatamente comienza a comerse a su presa. A pesar de su habilidad
de confundirse con el entorno y de su rapidez, la mantis no puede
escapar siempre de sus depredadores.
El apareamiento de la mantis
La
mantis religiosa tiene otra particularidad, que la ha hecho
famosa, al igual que a la viuda negra, devora al macho
después de aparearse. La mantis hembra es mucho más grande que el
macho, y en la época de apareamiento se pone muy agresiva, por lo
que para el macho es un tanto difícil escapar de ser devorado por
ella.
Devorando al macho después del apareamiento |
Por sus hábitos caníbales, la mantis es un insecto solitario
que resultaría muy interesante observar. Verlas cazar o aparearse
debe ser una experiencia extraordinaria. La naturaleza ha demostrado
su sabiduría en los animales, porque desarrollan unas habilidades, o
mecanismos que le permiten vivir y sobrevivir en un mundo tan salvaje
donde prevalece la ley de comer o ser comido.
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