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sábado, 2 de abril de 2022

Espina bífida - Tercera parte

Siendo este el último artículo de una serie de tres, veremos cuáles son las consecuencias que puede ocasional en un bébe la condición de la espina bífida.  También veremos qué se puede hacer para prevenir en lo posible esta malformación en el tubo neural.

Consecuencias de la espina bífida

En general, cuanto más alta se encuentre la vértebra o vértebras afectadas, más graves serán las consecuencias. Dichas consecuencias pueden incluir:

Niño con hidrocefalia.

  • Hidrocefalia, que es la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en el cerebro. La acumulación excesiva de LCR ocasiona una presión potencialmente perjudicial en los tejidos del cerebro.  Aproximadamente del 70 al 90 por ciento de los niños con mielomeningocele desarrolla hidrocefalia.  En aquellos casos en que el líquido cerebroespinal, que amortigua y protege el cerebro y la médula espinal, no puede drenarse en forma normal, se almacena en el cerebro y en su entorno y agranda la cabeza. Si no se trata, la hidrocefalia puede producir lesiones en el cerebro y retraso mental.  Por lo general, los médicos tratan la hidrocefalia mediante la colocación quirúrgica de un tubo llamado “shunt” que drena el exceso de líquido. El shunt pasa por debajo de la piel y penetra en el pecho o el abdomen, y el líquido circula sin causar daño por el cuerpo del niño. 

Otros trastornos neurológicos ligados normalmente a la hidrocefalia lo son:
  • Malformación de Chiari

    Malformación de Chiari o de Arnold-Chiari - Casi todos los niños con mielomeningocele tienen este cambio en la posición del cerebro. La parte inferior del cerebro está ubicada más abajo de lo normal y está parcialmente desplazada dentro de la parte superior del canal espinal. Esto puede bloquear el flujo del líquido cerebroespinal y contribuir al desarrollo de hidrocefalia. En la mayoría de los casos, los niños afectados no presentan síntomas. Pero un número pequeño desarrolla problemas serios, como dificultades para respirar y tragar y debilidad en la parte superior del cuerpo. En estos casos, los médicos pueden recomendar una cirugía para aliviar la presión sobre el cerebro. 
  • Siringomielia: formación o acumulación de LCR dentro del cordón medular.
  • Dificultades de visualización, memoria, concentración.  Alteraciones del aparato locomotor: 
  • Debilidad muscular o parálisis, deformidades y disminución o pérdida de la sensibilidad por debajo de la lesión.
  • Alteraciones del control urinario e intestinal que pueden dar lugar a una incontinencia vesical y/o fecal o por el contrario una retención de uno o ambos tipos. 
  • Otras secuelas que pueden darse: 
  • Pubertad precoz
  • Criptorquídea (testículos mal descendidos)
  • Obesidad por escasa movilidad
  • Alergia a materiales de látex, por la exposición a éste material en las frecuentes hospitalizaciones y/o intervenciones quirúrgicas. 

Prevención

La prevención de los defectos del tubo neural es fácil en los embarazos planeados. Por ello la prevención debe realizarse antes del embarazo. Esta prevención debe estar dirigida a:

  • Evitar la ingestión de tóxicos y fármacos en el período preconcepcional. 
  • Dieta equilibrada. 
  • Aporte de folatos (ácido fólico) desde el período preconcepcional, al menos tres meses antes de la concepción y hasta doce semanas de la gestación. 

Alimentos ricos en vitamina B9 (ácido fólico).
La vitamina B9, mejor conocida como ácido fólico, puede ayudar a prevenir la espina bífida y otros defectos del tubo neural. Los estudios demuestran que, si todas las mujeres de los EE.UU. tomaran la cantidad de ácido fólico recomendada todos los días antes y durante la primera etapa de su embarazo, podría prevenirse hasta el 70 por ciento de los defectos del tubo neural.  La clave es tener suficiente ácido fólico en el organismo antes del embarazo y durante las primeras semanas, antes de que el tubo neural se cierre.


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