GAVETAS

sábado, 3 de enero de 2015

Las semillas: ¿cómo son dispersadas por las plantas?

No me queda otra más que maravillarme ante la naturaleza. Mientras más conozco de las plantas, más me convenzo de que éstas son los seres vivientes más inteligentes del planeta. Tal vez suene a locura, pero solo tenemos que conocer cómo funcionan, cómo producen su alimento, qué estrategias utilizan para reproducirse y qué mecanismos tan ingeniosos tienen para dispersar sus semillas.

Cuando uno observa la naturaleza, se da cuenta, de que plantas iguales a veces están lejanas unas de otras, mientras otras plantas están en grupos bien cercanos, lo que provoca preguntarse ¿por qué ocurre esto? Prácticamente, todas las plantas que dan flores se reproducen mediante semillas. Como las plantas se hallan muy dispersas, el hecho hace pensar que de algún modo estas semillas han sido desparramadas. ¿Cómo? Veremos algunos de estos métodos de distribución de semillas que utilizan las plantas.

¿Cómo las plantas dispersan sus semillas?
La dispersión de las semillas se opera de muchas maneras. A menudo las semillas sólo son arrojadas a corta distancia de la planta progenitora, pero en algunos casos pueden ser trasladadas a lugares lejanos, ya sea por insectos, aves, otros animales, y hasta por la misma planta con mecanismos muy interesantes. Quizás el hombre haya desempeñado un papel tan grande en la dispersión de las semillas y los frutos, como cualquier otro agente de la naturaleza.

El viento
Las semillas del diente de león
son transportadas por el viento. 
El viento es otro agente eficaz para transportar muchas semillas y frutos, por lo que se conoce como dispersión anemocora. Un tipo común de semilla o de fruto transportado por éste es el que tiene pelos o escamas que lo ayudan a flotar por el aire de un lugar a otro. La semilla del diente de león sólo tiene un penacho en un extremo, mientras que las semillas de los sauces y los álamos están cubiertas de pelos. En el cardo común, los pelos están muy esparcidos y son totalmente plumosos. Algunas semillas, como la de la catalpa y el hibisco, tienen penachos en ambos extremos.

Semillas de olmo.
Las semillas y los frutos con alas son, por lo general, más pesados que los provistos de pelos o púas. Generalmente, nacen sobre los árboles o arbustos. Cuando caen de las plantas, bajan lentamente como hélices giratorias y pueden flotar así muchos metros, arrastrados por la brisa antes de posarse en el suelo. Se encuentran esas semillas en los olmos, los arces, los abedules y muchas otras plantas, y a menudo, se las ve revolotear hacia el suelo. En la planta del lúpulo, la semilla está en la base de una gran escama. Los residuos de muchas clases de hierba obran a modo de alas y ayudan a transportar sus frutos.

El cardo ruso mientras es llevado
por el viento, va dispersando
sus semillas. Ingenioso mecanismo.
Hay otro grupo más, en que el viento ayuda a dispersar las semillas y los frutos. En este grupo figuran el cardo ruso, el mastuerzo y el quenopodio. Cuando han madurado las semillas, las plantas se desprenden fácilmente de sus raíces y son arrastradas por el viento, perdiendo unas pocas semillas de vez en cuando. Comúnmente, aquellas tienen una forma más o menos esférica y una ráfaga las empuja fácilmente. En el cardo ruso, que suele tener hasta 200,000 semillas en una sola planta, esto constituye un método eficaz de desparramar las semillas sobre las llanuras barridas por los vientos.

El agua
La semilla del coco, si cae en el
agua, puede ser transportada
muy lejos de la planta madre.
Cuando la dispersión es realizada por el agua se conoce como hidrocoria. Muchas plantas acuáticas y las que crecen en las playas o bancos de los ríos tienen métodos curiosos de dispersión de las semillas y frutos. En las juncias, por ejemplo, el fruto está dentro de una envoltura llena de aire y por eso pueden flotar, como una persona cuando usa un salvavidas. La semilla del junco florido tiene visibles capas de corcho que le permite flotar durante varios días sin hundirse antes de ser depositados en la playa. Los cocos y otros frutos tropicales son transportados a grandes distancias por el agua.

Por animales
Este tipo de planta, con sus
ganchillos, puede pegarse
a la ropa o al pelaje de
los animales, lo que las
puede llevar muy lejos.
Cuando se vuelve de una caminata por los campos y los bosques, se observa muchas veces, que la ropa está cubierta de semillas y frutos de distintas plantas. Las más comunes son el cadillo, la bardana, etc. En ella aparecen puntas ganchudas o dentadas de la semilla, o el fruto o las partes en que están metidas. No sólo se lleva así semillas y frutos, a veces a considerables distancias, sino que también diversos animales pueden transportarlos en su pelaje. Asimismo, se ha descubierto que los pájaros y algunos insectos llevan semillas sobre distintas partes del cuerpo. Por otro lado, en los países tropicales se ha visto a hormigas transportar semillas. Otro agente que ayuda a las plantas a dispersar sus semillas es el hombre, cuando las transporta de un lugar a otro para propósitos de cultivo o por accidente. Cuando la dispersión es llevada a cabo por los animales se conoce como zoocoria.

Hormigas transportanto un fruto.
Pero los pájaros no sólo llevan semillas encima del cuerpo, sino que también suelen transportarlas en el tubo digestivo, depositándolas en las heces fecales. Porque estos animales comen muchas variedades de frutos carnosos, como las fresas, las moras y las bayas de saúco, y las semillas que hay en estos frutos están protegidas, por lo general, por envolturas indigeribles.



Otros mecanismos
Entre los medios más interesantes de dispersión de las semillas figuran los casos en que las propias plantas las desparraman sin la ayuda del viento o de los animales, expulsándolas con violencia, aunque, desde luego, a distancias no muy grandes. Lo hacen de dos maneras principalmente. En uno de los grupos, los frutos son secos y estallan cuando están maduros. Esta repentina explosión o estallido del fruto es lo que lanza afuera las semillas. Esa ruptura se debe, por lo general, a un aumento o disminución del contenido de agua de ciertas células de la fruta. Este es el caso de las semillas de hamamelis. Hay que guardar silencio para oir las explosiones de las vainas del hamamelis. Otras plantas lanzan sus semillas a considerable distancia, pero, generalmente sin mucho ruido.

Arbol de hura
En las Antillas existe, en cambio, un árbol al cual no hay necesidad de escuchar atentamente. Pueden escucharse sus explosiones, semejantes a pistoletazos, con sólo tener la suerte de estar en sus proximidades a la hora en que se producen. Se lo llama hura o árbol de cajón de arena. El fruto consiste en unas quince secciones, que se parecen por su forma y tamaño, a los gajos de la naranja. Cada sección contiene una sola semilla. Cuando el fruto está maduro, se producen tensiones enormes entre cada sección y el tallo que las sostiene, al cual todas están unidas. Esto dura algún tiempo, hasta que finalmente, se oye una detonación muy sonora. El fruto, literalmente, estalla, dispersando las partes en todas direcciones, lejos del árbol. Éste es el más violento explosivo de todos los frutos y arroja las semillas más lejos que cualquiera otra planta que se conozca. Además, como garantía final de que las semillas sobrevivirán, éstas son tan peligrosas, por su veneno, que es improbable que alguien coma o toque ninguna de ellas.

Flor de amapola
El otro grupo de plantas, que expelen sus semillas, es llamado grupo honda. Esas plantas utilizan casi exclusivamente la elasticidad de sus tallos, las semillas son lanzadas como por una honda. Ciertas plantas tienen mecanismos semejantes a celosías o dientes, que solo dejan pasar una semilla o unas pocas cada vez, asegurando así la dispersión durante un periodo mayor. Se encuentra este método en las amapolas y en algunas arvejas.


Como hemos visto las semillas pueden ser dispersadas de distintas maneras. Las plantas tienen unos maravillosos mecanismos para preservar su especie. Utilizan el viento, el agua, los animales y hasta ellas mismas son capaces de hacerlas llegar lejos, transportándolas o lanzándolas.

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