GAVETAS

sábado, 19 de octubre de 2013

El graffiti: la sociedad y los grafiteros

El graffiti es una cuestión de identidad, de individualidad. Desde los orígenes del hombre, éste ha tenido la necesidad de establecer su presencia, y para ello ha dejado su marca en muros o paredes. Desde el hombre de las cavernas, con su arte rupestre, hasta nuestros días, el graffiti ha existido, manifestándose de diferentes formas. Como lo conocemos actualmente, surgió a finales de la década de los ‘60 en Nueva York, como una forma de expresión artística ilegal, de rebeldía social, de lucha contra lo establecido, procedente de minorías étnicas y grupos socialmente marginados, particularmente hispanos y afroamericanos, siendo parte de la subcultura del hip-hop. Comenzó su aparición en los trenes del metro.

¿Qué es el graffiti?
El graffiti: dando color a una ciudad
El graffiti es una inscripción o pintura, con contenido social o político, realizada en propiedades públicas o privadas sin el consentimiento de los dueños. Esto lo convierte jurídicamente en un asunto ilegal, un acto de vandalismo que no está protegido por el derecho constitucional a la libre expresión, ya que causa daños a la propiedad. Sin embargo, lo que para muchos sectores de la sociedad es vandalismo, para otros es una forma que el ser humano utiliza para expresarse, una manifestación más de talento, de arte como cualquier otro. La diferencia estriba en dónde se hace, en espacios urbanos o citadinos, con el propósito de comunicar, denunciar o reclamar. Por esta razón, esta expresión artística, conocida también como arte del aerosol, arte callejero o arte urbano, que es realizada mayormente por jóvenes, no es aceptada por algunos sectores de la sociedad o rechazada totalmente.

El graffiti según los grafiteros
El graffiti es para los grafiteros un arte, una manifestación artística donde pueden expresar lo que sienten, aunque esto sea mal comprendido. La mayoría de estos grafiteros admiten que el graffiti sin la parte ilegal no es graffiti, se convertiría en un arte comercial o mercadeable, y eso no es lo que buscan. Ellos quieren expresar a través de su arte urbano lo que pasa cotidianamente en su ciudad, o su país. Despertar la conciencia de la sociedad ante la segregación de clases, el abuso hacia la naturaleza y otros asuntos de interés que nos afectan como pueblo. Quieren provocar buenos sentimientos, que las personas se muevan, sientan y razonen, y también que disfruten y se rían. Para algunos la motivación que los guía para seguir adelante con su arte es la aportación que están haciendo a su país y a la cultura.

El graffiti como un acto de protesta

Muchos sectores de la sociedad ven el graffiti como un acto de vandalismo o de contaminación visual, y el gobierno lo ve como una invasión a las edificaciones públicas. Pero los grafiteros se defienden ante estas alegaciones comparando los graffitis, que pueden traer colorido y belleza a un lugar, además de mover sentimientos positivos, contra la invasión de propaganda política que afea y contamina visualmente a las ciudades. Entonces, la pregunta que se hacen es: ¿el graffiti es más ilegal porque se hace clandestinamente? La propaganda política es tan ilegal como el graffiti, pero eso no es perseguido, ni juzgado, porque viene de sectores con intereses que nadie quiere cuestionar.

¿Quiénes son los grafiteros?
La mayoría de los grafiteros son jóvenes que estudian o son graduados en escuelas de artes plásticas, son artistas per se. Se rigen por reglas básicas, como no pintar sobre trabajos de otros grafiteros, respetar las edificaciones de índole histórica o cultural, no invadir el territorio de otros grafiteros, entre otras reglas. Muchos de ellos son parte de un “crew”, esto es un grupo perteneciente a un territorio particular. Cada grafitero tiene su seudónimo o “tag”, que es una especie de firma escrita de rasgos monocromáticos, usualmente legible, la cual tiene como función primordial dejar un signo, una huella del paso de su autor por un espacio. Ya designado el tag, la misión es darse a conocer. De manera que los
El tag de un grafitero
grafiteros pintan o marcan su tag de forma ilegal por todas partes de la ciudad. Este gesto pone de manifiesto la presencia de ese sujeto, en la mayor cantidad de lugares posibles. “Taggear”, como ellos le llaman, es un acto que involucra rapidez, dada las condiciones de ilegalidad bajo las que opera. En resumen, el graffiti se basa en darse a conocer. Aunque no todos los grafiteros piensan de igual manera, alg
unos prefieren algo más dirigido a la conciencia social, no a la fama.

De esta manera podemos concluir que el graffiti a pesar de su ilegalidad constitucional, considerado por muchos sectores sociales como actos vandálicos, es un arte o una expresión artística realizada por verdaderos artistas. Artistas que no lo ven como vandalismo, aunque reconocen su ilegalidad, sino como un acto social, ya que la mayoría de los grafiteros no buscan la fama, más bien buscan reacciones de un pueblo, un despertar de conciencia a través de los temas que tratan en su arte callejero. El graffiti es un arte que cada día está siendo avalado y reconocido por conocedores del arte y por otros sectores de la sociedad. Es un proceso más de la integración cultural de un pueblo.


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